Son sistemas completamente autónomos que producen y almacenan su propia energía, requieren de un banco de baterías, controlador e inversor y por supuesto el componente principal, los paneles solares. Son ideales para lugares donde no hay acceso a la red eléctrica (CFE), por ejemplo Casas de Campo, estaciones de trabajo remotas, clínicas y escuelas rurales, telecomunicaciones, etc.